Hasta hace poco tiempo, la idea de que Donald Trump hiciera un retorno triunfante a la Casa Blanca era impensado. A medida que transcurren los días, ya habiendo largado las primarias de su partido, con su contundente primer triunfo en el estado de Iowa, esa posibilidad toma fuerza.
En Davos, según lo relatado por Andrew Ross Sorkin en el New York Times, los empresarios, en sus charlas privadas, ya dan por descontado su triunfo contra Biden en las elecciones generales. Y no puedo coincidir más.
Hace años cuando en el 2016 nadie creía que sería electo presidente, fui una de las pocas analistas en vaticinar para esta misma época del año, y ratificar una semana antes de las elecciones. Hoy no estoy sola en esta predicción.
Donald Trump en su versión recargada, hoy con más experiencia política y millones en su fondo de campaña, avanza con la fuerza de un huracán.
A pesar de todos los obstáculos legales, ya que enfrenta 91 cargos por delitos graves en dos tribunales estatales y dos distritos federales, cualquiera de los cuales podría producir una sentencia de prisión, sigue rompiendo todos los récords con un contundente apoyo del ala más conservadora del partido republicano.
Cuanto más lo acusan, más sube en las encuestas y llama a estas acusaciones “caza de brujas”, que tienen como única finalidad evitar su triunfo.
El ex presidente está lidiando también con una demanda civil en Nueva York que podría forzar cambios drásticos en su imperio empresarial, incluido el cierre de sus operaciones en su estado natal.
No Comment! Be the first one.