La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentran en medio de una de las mayores tensiones comerciales entre ambas naciones en los últimos años. Las crecientes diferencias en torno al cumplimiento del T-MEC, así como nuevas regulaciones en sectores clave como el agroalimentario, automotriz y energético, han generado incertidumbre en las relaciones bilaterales.
Trump ha acusado a México de incumplir acuerdos comerciales y ha amenazado con imponer aranceles a productos mexicanos si no se toman medidas inmediatas para resolver las disputas. Por su parte, Sheinbaum ha señalado que las acciones de Estados Unidos son proteccionistas y perjudican a los sectores productivos de ambas economías.
“México no aceptará imposiciones que afecten nuestra soberanía ni los derechos de nuestros trabajadores y empresarios,” declaró Sheinbaum. Mientras tanto, Trump ha reiterado su postura firme, indicando que Estados Unidos está preparado para proteger sus intereses económicos, incluso si eso significa tomar medidas unilaterales.
Líderes empresariales y organismos internacionales han expresado su preocupación por el impacto global que podría tener esta guerra comercial, afectando cadenas de suministro y aumentando los costos de bienes esenciales. Ambos mandatarios han sido instados a priorizar el diálogo para evitar un conflicto mayor que podría tener repercusiones devastadoras para las economías de ambos países y la estabilidad del comercio internacional.