México endurece su política comercial para restringir la entrada de productos provenientes de China. Si me permiten usar una metáfora, la Secretaría de Economía está levantando una muralla china, hecha con aranceles y certificados de origen. En la mira están las importaciones de acero y aluminio, pero también textiles, ropa y plásticos.
¿Funcionará la muralla? El mayor reto es la implementación eficiente de lo que se quiere hacer. Se trata de complicar la entrada de productos que significan competencia desleal para los productores mexicanos, pero también de calmar a nuestro principal socio comercial. Imposible no leer el anuncio de economía en el contexto de las presiones de Estados Unidos. En Washington no quieren que México sea la plataforma a través de la cual China “meta goles” y acceda al mercado estadounidense en condiciones ventajosas. Entre el Tío Sam y el Dragón hay una guerra fría económica y para México será casi imposible jugar la carta de la neutralidad. Estados Unidos nos exige que dejemos claro que somos socios, aliados y friends.
Las presiones sobre México por asuntos relacionados con China han ido creciendo. Es la controversia del acero, en la que Estados Unidos sospecha que México está encubriendo importaciones desde China y “disfrazándose” de acero hecho en México. En juego, está un comercio binacional relacionado con el acero que en 2023 significó 17,000 millones de dólares de ventas anuales de Estados Unidos a México y 13,200 millones de dólares de ventas de México a Estados Unidos.